12. El desfile de modelos
Se ha organizado el desfile de modelos.
No sé ni lo que me va a tocar ponerme, pero pero seguramente no me guste. Ojalá, porque según qué prendas se hacen con mejor gusto que antes, pero...
Llega el día. Todas nerviosas... Vale, es un desfile de barrio, con las de la cocina, el gimnasio, las de la Cruz Roja, algunas del colegio e instituto, con las que ni quiero hablar y con detalles gastronómicos de "Fet a Casa", con buen gusto.
Nos llevemos mejor o peor, algo se hace. No soy nada a comunicarme mucho ni relacionarme, ya que mi vida ha sido muy caótica, estrafalaria y aburrida para lo que tenía planeado, pero eventualmente, y porque no se discrimina, me apetece participar.
Empieza el desfile. Ha sido improvisado, porque no ha llegado toda la ropa hasta hoy. Será de diferentes atuendos en diferentes zonas de la ciudad, equilibrado y acorde, para muchas contra el "pesado" uso monótono de ropa deportiva constante que hasta parece que tenemos que lucir en lo laboral, como si no hubiese habido historia de la Moda... Y tenemos el look de fiestas de noche, el de ama de casa, el de concierto, el de bodas...
Pese a lo esperado, ya que inicialmente estaba de una de las mamás que van a recoger niños al cole, me toca lucir un vestido corto con chaqueta paseando un carrito de supermercado con comida de animales. Y encantada. No domino los zapatos, lo intento. Y al menos, sobrevivo.
No soy la última, ya que finaliza con un grupo de chicas del colegio disfrazadas de rockeras de los 80 cantando una canción sobre la falta de variedad de estilos de ropa, reinvindicando un variado, y otra sobre revolución feminista intelectual.
Ya he bajado del escenario. Llevo mi vestido Lovely Pepa rosado, y, aunque me dispongo a saludar a Ruser y volver brevemente a casa, le veo. Imagino que, tan arreglado y guapo, está esperando a alguna de las chicas, seguramente a las que aún están luchando por ser recordadas como las guapas o populares, como Raquel, Silvia o Carolina.
Pero me mira a mí.
- ¿Vienes a merendar?
Y creo que no puedo negarme.
- Debería tomar un zumo...
- Lo aligera con la cena. No tengo mucho tiempo, tengo que ir a trabajar.
- Perfecto.¿Qué eres, prostituto? Ahora está de moda- le digo, de risa.
- No, policía. Anda que...
- Jajajaja- río avergonzada.
- Entonces, ¿vas de paisano cuando vas con todas esas mujeres?- pregunto
- Sí, ¿qué pensabas?
- No sé, que a lo mejor eres el que dicen que es gay que va siempre con modelos...
- Jajaja, me has resultado graciosa además de llamativa.
- No te olvides también de guapa- le recuerdo.
Y riéndonos, nos sentamos en un banco, a merendar y presentarnos, el poco tiempo que tiene.
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