21. El fin de semana en el hotel

No es hasta el martes tras salir el trabajo que recibo mensajes.

- Entonces, ¿tienes el fin de semana libre? ¿No trabajas?

- Está semana no. Acabo el viernes, y luego, el lunes.

- Perfecto. Tengo una Smartbox que aún no he usado. ¿Te apetece una noche en un hotel?

- ¿En el Horizonte? 

- En el de Amics, con vistas al mar.

- ¡ Otro sueño!

- No me digas que nunca has estado en un hotel de Mallorca...

- Hace años, pero durmiendo sólo en unos (más caro, pero no sé lo digo porque no es el precio o lujo lo que cuenta) y en otro por el spa.

- Desconectaremos juntos. Déjame la semana, y el sábado cuando acabe te paso a recoger..

- Llevaré lo justo.

El sábado, ya estoy que no puedo en mi. Me he puesto el vestido elegante que tengo que aún no he estrenado, preparado una mini maleta con poco más que recambios de lencería, un pantalón y blusa, y algunos juguetes sexuales.

- ¿Todo bien?

Él se ha arreglado. Y si, todo fabuloso. De cine, de lujo, de película.

- Comí ya, luego ya cenamos juntos.

- Como no dijiste nada, yo también.

Compaginados. Perfecto.

Llegamos al hotel, no parece haber gente.

Subimos al hotel.

Dejamos el.equipaje en la cama, salimos al balcón. El olor a mar embriaga.

- Es fabulosp- le digo.

- No lo suficiente lujoso. Pero es agradable.

- Ni falta que hace. La ubicación, el sitio, el olor, y nosotros.

- Si, estoy un poco cansado.

- Si quieres, pongo la televisión, y nos relajamos.

Dicho y hecho. Muevo las maletas al armario, mientras él enciende el televisor. Me acomodo, quedo en ropa interior, y le hago un masaje. Se duerme, y me acomodo, viendo yo la película de la tarde. Despierta justo cuando acaba.

- ¿Qué hora es?

- Las 19h y...

Me besa, le devuelvo el beso y acabamos haciéndolo lentamente, sin parar, hasta que ya no aguantamos ni él ni yo.

- Son las 9h. Voy a pedir una pizza y que la traigan

- O podríamos ir a ver si vemos algo por allí...

- Estoy cansado. Preferiría no moverme.

- Ah, bien.

- En serio, vuelven a ser tiempos duros. Aprovechemos, la semana que viene puede que sólo te vea el domingo si tengo bien el turno, porque con tanta baja...Gimnasio, trabajo y piso, estoy cansado...

Asiento. Yo, al menos, aunque tenga solo un día libre, estoy bien y no hago horas extras, pero, gustosa, cuando me toque. Aunque es cierto que en mis horarios no dejo de dormir, como le pasa a él.

Llega la pizza, abro y pago mejor ataviada. Comemos en una mesa en el balcón, y volvemos a la cama. Otro, y nos dormimos.

Al día siguiente, despertamos muy pronto por la mañana, nos duchamos y ahora sí salimos a desayunar. Paseamos por la playa en el amanecer, y encontramos un lugar que acaban de abrir. Parecemos extranjeros comiendo más, y yo, al menos diferente, pero intento mantener la línea. 

Volvemos al hotel, y pasamos otra mini velada romántica antes de salir, con música, un baño y nuevo uso de la cama. No salimos hasta la última hora, tras un aviso, y volvemos a la ciudad.

- Hoy no subo, y siento dejarte sin la comida, pero voy a casa que necesito más relax.

- Lo entiendo, ya me llamarás. 

- Sí.

Y se marcha, y subo a pasar el resto de domingo, sola con mi gato, pero feliz.

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