11. Clases de cocina con mamás
No es que me apasiones la cocina, pero como. Y aprendí a adaptar alimentos, combinaciones, formas de cocinar, economizar, mejor digestión... Aunque me sigue gustando ir al supermercado especialmente por placer, y no cuando es obligatorio. Como algunas comidas y cenas sociales: mientras algunas ya si puedo las evito, tanto por economía como por no pasarlo bien con quién hay, otras si las disfruto. Es más, tuve un trabajo en el que ir cada día a un sitio diferente era un lujo, y sin embargo, me faltaba la pareja de mi gusto, mientras que, si puedo evitar ir con según quién, mejor. Pues me he apuntado a un curso de cocina. Sí, presencial. De esos que ponen ellos los ingredientes, no sea cosa que la líe con lo caro que es todo, así, más tranquilo. Algo de repostería, que, aunque no me guste ni todo lo azucarado ni dulce ni me resulte interesante,, no pinta mal. Ya me imagino cómo una dulce repostera para mí futuro marido, futura familia, las fiestas...